Mónica Billoni es Profesora e investigadora de la UNR y de la UNL, especialista en los clásicos del pensamiento político, área sobre la que versa su producción escrita.
El Príncipe, obra de la que celebramos el año pasado sus quinientos años, es la más conocida del gran florentino y, dicen, unas de las más leídas en occidente. En ella encontramos verdades sobre la política dichas con tanta sinceridad que rozan el cinismo y que han sucitado escándalo en todas las épocas, al punto de convertir el nombre en adjetivo: maquiavélico. Menos conocido es, sin embargo, el Maquiavelo de los Discorsi, el de La mandrágora, el funcionario de la República florentina, en fin, el hombre del Renacimiento. Mujeriego, bromista, amigo fiel, cariñoso hombre de familia, republicano convencido y hasta colaborador del gran Leonardo en una empresa loca, el Macchia, como lo apodaban sus amigos, es y no es un humanista. Sí es, en cambio, con seguridad, el fundador de la política moderna, el gran rupturista, el innovador que, sin escuela, constituye el peldaño ineludible para la comprensión del presente.
Recordaba que conocí a Mónica a fines de los ’80, en un seminario que organizó la Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud, que se llamó Las éticas y en el cual ella y un grupo de profesores de la Cátedra Problemáticas del conocimiento de la Facultad de Humanidades, dieron a las éticas de los filósofos de los que se ocupa Lacan. Y Mónica supo hacernos ameno al mismísimo Kant!!!
– ¿Qué opinás de esas ediciones de El Príncipe que aparecen comentadas por ejemplo, por Napoleón? – Los editores han confiado a veces poco en la importancia del texto en sí mismo y han publicado comentarios de Napoleón, de Cristina de Suecia, etc.
Agradecía el delicioso libro de Manuel Vicent que nos había regalado. ¡Gracias nuevamente!
La mirada de Maquiavelo en torno al Príncipe, del que se cumplieron 500 años el año pasado, fue una mirada aséptica. Mirar la política como algo que tiene sus propias reglas. Pero fue esa obra la que dio lugar a la leyenda negra de Maquiavelo. Por otro lado, la conferencista hacía referencia a que los autores no son coherentes y pueden manifestarse de modo diferente en diversas obras.
El libro más importante de Maquiavelo es Los discursos sobre la primera década de Tito Livio. Aclara que década no se refiere en este caso a un período de tiempo sino a los únicos diez libros que conocemos de Tito Livio. Es un largo texto que interrumpe para escribir rápidamente El Príncipe, y luego lo retoma.
Maquiavelo, como buen humanista, admira a los escritores greco latinos. Reivindica el régimen Republicano para su querida Florencia.
En relación al Maquiavelo humorista, es deliciosa su obra La Mandrágora. Comedia picaresca con una vigencia extraordinaria. Del arte de la guerra, una de los pocos libros que publicó estando vivo. El Príncipe y Los Discursos circulaban como manuscritos. La imprenta hacía poco se había inventado. Es el primer historiador que cobra por su trabajo con su Historia de Florencia, que en verdad es Historias de Florencia. Texto apasionante y sumamente ilustrativo y circunscripto a sucesos políticos.
Mónica hace referencia a que el término Renacimiento se inventó en el Siglo XIX para nombrar ese período que con seguridad va desde la 2ª mitad del S.XV a la 1ª mitad del S.XVI. Los intelectuales de la Ilustración sí se llamaban a sí mismos ilustrados. Pero el término Renacimiento es posterior. Si bien renace la cultura greco-latina el término es injusto en cuanto no considera tanto lo creador de la época. Todo lo que tiene que ver con descubrimientos e inventos como la imprenta y todo el desarrollo artístico como el de la perspectiva, que no existía hasta entonces. Por otro lado el término humanismo se refiere al desplazamiento de Dios al hombre.
Haciendo referencia al humor de Maquiavelo: Había pedido que en su epitafio se pusiera: Aquí yace Maquiavelo que ha meado en tantas nieves. Lamentablemente es uno de los tantas promesas incumplidas!!
De considerar la vida un valle de lágrimas como había sido el cristianismo de la Edad Media, esta época es una época de celebración de la vida. Mirada interesada y celebratoria de la vida. Comienza a acentuarse el proceso de individuación. A aparecer la identidad, no sólo la del Señor, que siempre fue conocida.
Fue un político, ocupó cargos técnicos en La República. El de Segundo Secretario de la Cancillería. Como era muy culto, tenía que redactar los partes y los acuerdos y lo hacía en italiano y en latín. Pasó por diversas vicisitudes políticas, que Mónica explicó bien. De invasiones, guerras internas, etc. Con los Medici que eran expulsados, que volvían y sufriendo también Maquiavelo todas estas vicisitudes, expulsiones y demás. Cuando se retiró se dedicó a escribir. De alguna manera en el último capítulo de El príncipe había anticipado el saqueo de Roma.
Muere amargado, posiblemente de una sobredosis de un medicamento para los dolores estomacales. Sus libros fueron de los primeros en integrar el Index de la Inquisición. Siendo manuscrito El Príncipe fue traducido al Inglés y lo culparon de la crisis de Enrique VIII.
En el teatro isabelino inglés Maquiavelo, como parte de su leyenda negra aparece en varias obras e incluso cuando el diablo aparece como Old Nic, se refiere a Nicolás Maquiavelo.
El Príncipe no oculta nada, dice cosas terribles acerca de cómo funciona la política. La política de hoy al menos no ordena matar hijos y nietos de quienes han sido expulsados. Es muy duro, pero él no juzga, observa como si se tratara de una partida de ajedrez.
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