La infinidad de temas tratados en un ciclo anterior y trabajados durante los ’90, junto a colegas, profesionales de otras disciplinas de las llamadas humanistas, público devenido disertante por pura prepotencia de trabajo, y el contacto con las Madres de la Plaza 25 de mayo de Rosario me llevó al tema de los Derechos Humanos y a tomar la convocatoria del Colegio de Psicólogos, cuando en ocasión de descubrir la placa que honra, en el Colegio, a psicólogos y estudiantes de psicología desparecidos o asesinados durante la última dictadura militar en la zona, invitaba a la creación de un Foro en Defensa de los Derechos Humanos (FODEHUPSI).
Creación del Foro en el 2000 y presentación ante la comunidad de psicoanalistas del primer trabajo teórico que enlaza los conceptos de Derechos Humanos con los de constitución subjetiva, escrito que inicia una serie. Aproximadamente al mismo tiempo, la creación de este Ciclo y, como consecuencia del trabajo mancomunado con un grupo de jóvenes psicólogas asistentes al mismo y de una idea surgida de ellas, la creación del Seminario Electivo de Pregrado Derechos Humanos en la constitución del sujeto, con los psicólogos Analía Buzaglo y Alejandro Cánepa, en la Facultad de Psicología de la UNR. Y que desde 2015 dictamos junto a Sol Barrionuevo, joven colega que fuera alumna del seminario, hoy llamado El sujeto y los Derechos Humanos.
Deseo que nos lanza en la construcción, ladrillo a ladrillo, de la eterna e infinita obra del hombre. Pero fundamentalmente obra humana cimentada en la resistencia a la exclusión y al silenciamiento de los que no tienen voz.
Creo que estos espacios apuntan a construir subjetividad ahí donde la amenaza es la devastación.
Propician el acontecimiento, escamoteando a ese Otro llamado hoy Mercado, lo que pueda servirnos para resistir.
Procesos de resta, de sustracción, a la amenaza del monstruo grande que pisa fuerte; y procesos de suma, con los compañeros que encontramos en las rutas de la vida, compañeros en la diversidad: de generaciones, de disciplinas, de ideologías políticas y demás yerbas… pero con un mismo loco afán, como dice el tango: el afán de sostenerse como sujeto y no como resto, como desecho del neoliberalismo.
Laura Capella.
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