En el último encuentro del mes, escuchamos la disertación de Marta Bertolino: Terrorismo y violencia de estado: seis represores con delitos probados, cinco condenas, un encubrimiento, un centenar de voces desoídas, miles de sobrevivientes injuriados.

Marta Bertolino es psicoanalista, analista institucional, poeta, Profesora Titular de la U.N.R., Coordinadora Clínica de los equipos de salud del Programa de Protección de Testigos de la Provincia de Santa Fe.
Designada por el Concejo Municipal de Rosario, integra la Comisión Directiva del Museo de la Memoria; designada por el Consejo Superior de la U.N.R., integra la Comisión que asesora a éste en cuestiones relativas a los D.D.H.H.
Recibió el Premio Regino Maders al compromiso y militancia en 2011.
Militante peronista desde muy joven, durante la última dictadura cívico-militar argentina fue secuestrada y torturada junto a su esposo y su hija por nacer, en el centro de exterminio “Servicio de Informaciones” de la ex Jefatura de Policía, circunstancia en la que dio a luz a Alejandra y vivió la incertidumbre de la desaparición de todo el grupo familiar, del que sobrevivieron sólo Marta y su hija, que fueron separadas por más de cinco años.
Tras seis años de prisión, apenas comenzada la democracia, junto a una veintena de ex detenidos – desaparecidos, inicia una investigación penal por los crímenes ocurridos en el Servicio de Informaciones, expediente que funda la llamada “Causa Feced”.
Malograda por el robo a los Tribunales de Rosario y por las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, esta causa naufraga en los pantanales de la impunidad hasta que en el año 2003 un cambio de brújula a nivel nacional permite reavivar los juicios por los crímenes cometidos por el Estado terrorista. Entonces Marta se convierte en testigo y querellante y en ferviente impulsora de estos juicios.

La disertante hizo referencia a argumentaciones encubridoras. A generar nichos de impunidad. A la necesidad, ineludible, de reflexionar sobre estas cuestiones. Los que «desistieron» hablaron siempre de presiones, de que habían recibido presiones. Por eso la coordinadora del ciclo insistió en cuestionar lo ‘militar’ de la militancia. En la necesidad, ineludible, luego de tantas muertes de sostener un pensamiento crítico.

El que lo dirigió un Comandante de Gendarmería, Agustín Feced. La Causa tiene cien cuerpos de doscientas páginas cada uno. Si bien seguirán otras causas derivadas de la Causa Feced, Díaz Bessone ya no podrá ser juzgado por estar inhabilitado. Afortunadamente fue condenado ya por la primera parte de la causa.

Marta Bertolino insistió en varias oportunidades en lo traumático que resultan los testimonios, ese volver a vivir lo insoportable de la tortura, del dolor, de la muerte de sus compañeros. Ante esto, el «desistimiento» de qurellar a Chomicky cayó como una bomba, como una bomba atómica. Resaltábamos en ese sentido lo de bomba atómica, como algo que produce efectos letales al transcurrir el tiempo.

En el transcurso del tiempo van muriendo muchos imputados. ¿Qué pasó en este Juicio? En él se juzgaron a seis represores dependientes del 2º Cuerpo de Ejercito que abarcaba seis provincias. Los represores juzgados fueron Díaz Bessone, Rubén Lofiego, Marcote, Scortecchini, Vergara -pertenecientes a la llamada patota de Feced- y un civil: Ricardo Chomicky. Este civil había integrado la UES y había sido acusado por un montón de ex detenidos sobrevivientes.

Se puede cambiar de posición, pero se tiene que fundar los motivos. Las barbaridades que plantea ese documento son más nocivas que la absolución. Se habló de ‘trato cruel», el trato cruel no es un delito. Las pruebas aportadas contra ese civil tenían que ver con delitos concretos. Hablaron de instinto de superviviencia. Los seres humanos no tenemos instinto, no somos cucarachas.

Marta Bertolino recordó para llegar a juicio, en el periodo de instrucción, tiene que haber semiplena prueba de las imputaciones. Eso ocurrió con cada uno de los acusados, llegaron a Juicio con todas las pruebas necesarias para poderlo imputar. Los delitos por los que se los condena estuvieron probados en todos los casos, incluido el de este civil.

Cuando fueron reabiertas las causas -luego de haberse abolido las leyes de impunidad, que frenaron durante muchos años los juicios- aparece una figura nueva: la del querellante. La acusación estuvo representada por el Ministerio Público Fiscal, la Secretaría de DDHH de la Nación. El grupo de abogados de ‘Familiares’ que a su vez tomó la representación de la Liga Argentina por los DDHH, y algunos querellantes y por HIJOS.

Este civil fue absuelto, mediante un procedimiento que la disertante consideró un encubrimiento de orden político y discursivo. ¿Cuál es el sentido de seguir hablando de esto? Se preguntó y nos preguntó Marta. Todo esto, dijo, me provoca un malestar enorme, una angustia tremenda, si quieren que sea más precisa, una angustia de muerte.

El sentido, uno de los sentidos, es que se sabe que todo lo que se tapona tiende a retornar, a producir efectos. ¿Qué pasó con Chomicky y cuatro civiles más? El pollo Baravalle, prófugo en Italia, que se suicida cuando lo iban a detener -sin haber dicho todo lo que sabía acerca de militantes desaparecidos, de niños apropiados. Su mujer: Graciela Porta. Carlos Brunato, y Nilda Folch, mujer de Chomicky.

Sin el relato de los sobrevivientes no hubiera habido juicio alguno, cada uno habló de lo que vivió. Fueron 135 testigos cuyos relatos fueron armando un rompecabezas. Cuando se hizo el recorrido por el ex Servicio de Informaciones, se pudo ver que era un ámbito muy pequeño, demasiado reducido como para no estar al tanto de todo lo que ocurría allí. Las torturas, los gritos, las amenzas, los nombres de los integrantes de la patota. Es más, el civil que fue absuelto saludaba a los que llegaban diciéndoles muchas veces: Hola, el Cady te saluda, que era el sobrenombre con el que lo conocían.

Cuando leen la Requisitoria de elevación a Juicio, cuando llega el turno de Chomicky, se para una de las abogadas y dice que no lean ese fundamento porque la Secretaría DESISTIÓ. Se para y se pone a leer los fundamentos. El DESISTIMIENTO, es un invento. La mayoría de la gente no conocía ese documento y se enteró ahí de que desistían de presentar querella contra ese civil que había ‘cargado’ con 22 compañeros, que había torturado, denunciado, etc.
Categories: Derechos humanos
Tags: Marta Bertolino, Mega Causa Feced