El Giro Discursivo y Político del Estado Argentino y su Impacto en los Pueblos Originarios.
Graciela Beatriz Rodríguez. Investigadora del Consejo de Investigaciones (CIUNR),
Profesora de la Escuela de Antropología de la Facultad de Humanidades y Artes y de la Maestría en Derechos Humanos – UNR. Master of Sociology of Law (International Institute of Sociology of Law) Oñati, País Vasco – España – y Diploma de Estudios Avanzados (DEA) en el marco del Programa de Doctorat en Dret Public. Universidad Autónoma de Barcelona– UAB – Bellaterra, Barcelona – España.
La construcción de ciudadanía a partir de una identidad nacional imaginada, activa mecanismos políticos, sociales y culturales de inclusión y de exclusión por parte de los Estados-Nación. Los de exclusión encuentran sus canales a través de conductas discriminadoras y xenófobas llegando, en su punto más extremo, a prácticas genocidas. La historia argentina no está ajena a ninguna de estas conductas desde los albores mismos de su organización política-institucional. En esta dirección, el presente artículo procura realizar una breve caracterización de diferentes momentos donde se pone en funcionamiento la invención de otredades generadoras de diferentes fronteras, desde donde se delimita quienes formarán parte del proyecto nacional. Este recorrido pone especial énfasis en el lugar que le cupo a los Pueblos Originarios.
Agradeciendo la presencia del público. Agradeciendo a Graciela que como público nos acompañó durante todo el ciclo, lo cual demustra su solidaridad.
Anunciaba el programa de septiembre en el que seguimos con otras variadas controversias y en el que disertarán Mabel Ros Cardozo, Felix Duhart, Silvina Garo y Carlos Solero. Los esperamos!
Comentaba que las tres primeras conferencias que di, sobre la Controversia de Valladolid y los Derechos Lingüisticos fue el extenso trabajo que hice para la materia que la Mag. Graciela Beatriz Rodríguez dicta en la Maestría de DDHH de la UNR.
Y que la invitación vino a raíz de que ella me enviara un trabajo de su autoría, que fue el que nos transmitió, enriquecido en su disertación y del cual compartimos algunos párrafos y publicamos el enlace al final de este post.
Con relación a la estructuración interna, el citado artículo está vertebrado a través de cuatro ejes temáticos que responden a diferentes momentos de la historia argentina. El criterio de periodización está construido en función de las políticas de exterminio, negación y reconocimiento de los Pueblos Originarios por parte del Estado argentino en distintas instancias de su organización política-institucional.
1º) Refiere a las campañas militares y geográficas que con el objeto de “pacificar” y ocupar la tierra del indígena construyen la gran narrativa del “desierto” en las últimas décadas del siglo 19, a tono con el ambiente intelectual de la época.
2º) La sociedad imaginada a partir del flujo inmigratorio europeo, y la consecuente construcción de otra gran narrativa: el “crisol de razas”. En esta Argentina aluvial, posterior a la conquista del “desierto”, se van construyendo fronteras con relación al extranjero, convirtiendo el deseado crisol en un deseo incumplido para este momento de la historia nacional.
3ª) Hacia 1930/40 nuevos “otros”, la gente provinciana, del interior y la gente de los países limítrofes devienen en los nuevos excluidos de los esquemas identitarios imaginados.
4º) El regreso de la democracia en los años ’80 del pasado siglo, se comienza a transitar la senda hacia una visión pluralista de la sociedad que reconoce las diferencias étnicas y culturales en el armado de la identidad nacional argentina, y en el contexto de políticas de integración con los países de la región. Con relación a la implementación de las políticas públicas acordes con estos nuevos aires pluralistas, y poniendo en foco los derechos de los Pueblos Originarios, señalo la brecha entre el gran avance en materia legislativa y los retrasos en la puesta en marcha de políticas públicas que materialicen los derechos promulgados.
En el caso argentino, como en otros Estados-nación independientes del cono sur, los procesos de expansión territorial a lo largo del siglo XIX han sido el resultado de claras políticas de colonización y desarrollo de la empresa agraria capitalista.
En esta dirección, poblar para civilizar se presenta como la ecuación necesaria en la búsqueda del progreso económico.
La necesidad de poblar parte de la premisa de la existencia de espacios “vacíos”, independientemente de las poblaciones originarias que habitaban los mismos. A su vez la noción de “vacío”, y haciendo particular referencia al caso argentino, remite a la de “desierto”, la cual condesa, material y simbólicamente, el gran proyecto expansivo.
Así, la ideología territorial argentina en el siglo 19 requería reconvertir los límites difusos que el Estado independiente reconocía como herencia de la corona castellana en las nuevas fronteras nacionales. Para ello era necesario su control a través de la ocupación efectiva de esas fronteras interiores que se hallaban fuera del alcance del poder del Estado.
La frontera con el indio fue, entonces, la primera “cuestión de fronteras” que encaró la burguesía nativa como proyecto “modernizador” y, a la vez, centralizador del Estado (Trinchero, 2007). Introducir a la Patagonia y el Chaco en la historia de la modernidad argentina implicó un vasto despliegue en las políticas de reconocimiento territorial de la mano de científicos y técnicos.
De este modo, la necesidad de cartografiar los terrenos produjo una movilización de conocimiento experto para su análisis morfológico y el de la variedad de recursos naturales.
En este marco, la presencia de peritos fue tan relevante como el accionar de las tropas militarizadas. En tal sentido, acompañaron al proceso de ocupación territorial la creación, en las dos últimas décadas del siglo 19, del Instituto Geográfico Militar, del Instituto Geográfico Argentino y de la Sociedad Geográfica Argentina.
Nos continuaba diciendo Graciela Rodríguez:
De este modo, una vez controlado el indígena la gran narrativa construida en torno al desierto, con un componente épico innegable, debía completarse con la presencia de nuevos pobladores que posibilitaran el blanqueamiento de la población aportando desarrollo, progreso y civilización en contraposición al salvajismo y la barbarie, y a tono con la ideología evolucionista finisecular. La presencia extranjera proveniente de Europa devino, entonces, en el gran imperativo político del momento.
La visión de territorialidad ya no estaba vinculada al indígena, lo estaba en relación al inmigrante y al criollo, y a las políticas para criollizar al extranjero en el proceso de construcción de una identidad colectiva.
Decía la Mag. Graciela Rodriguez que con respecto a los intelectuales de la Generación del 80, y tras las campañas militares, el gran desafío fue poblar el desierto recuperado y dar respuestas a los requerimientos que suponían entrar en la modernidad.
En este marco, en las postrimerías del siglo 19, gestionar la presencia del intenso flujo de extranjeros provenientes de Europa ponía en el centro de la escena la materialización de ese ideal de progreso, imaginado décadas atrás y reeditado ahora bajo un clima de ideas positivistas, en sus múltiples dimensiones: política, jurídica, social y cultural.
Descargar artículo completo: Del Crisol de Razas al Pluralismo Cultural – Mg. Graciela B. Rodríguez.
Actualización 15/09/2016
Apenas unos días después de esta conferencia (el 15 de septiembre de 2016), en la que se explicó cómo fue construida la metáfora del Desierto en la Patagonia, para justificar el genocidio contra los pueblos originarios, el Ministro de Educación, Esteban Bullrich, comparó la inauguración de una escuela en la Patagonia, con una nueva Conquista del Desierto.
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