José Giavedoni es Dr. en Ciencia Política. Profesor de la UNR e Investigador asistente de CONICET. Estudia desde el campo de la sociología política la nueva cuestión social y la recuperación de empresas por parte de sus trabajadores.
La violencia suele ser pensada como un hecho extraordinario, una anomalía. Desgraciadamente asistimos a una exacerbación de la violencia en nuestras sociedades, fenómeno que nos exige fortalecer nuestros rasgos más humanos para no olvidar nuestra sensibilidad, tales como la solidaridad, la cooperación, la paz, la palabra, la cordialidad y la armonía. ¿Pero acaso la violencia no es un rasgo pavorosamente humano? Nuestro temor a la violencia ¿se produce frente a un elemento que se constituye como amenaza a nuestra humanidad o frente a una característica que nos amenaza revelarnos lo que realmente somos como seres humanos? Finalmente, ¿los seres humanos somos violentos por naturaleza o por estar inmersos en determinadas relaciones sociales históricas y políticamente determinadas?
Estas preguntas conducirán las reflexiones en torno al rol que ha desempeñado la violencia en la construcción y reproducción del orden social.
Comentando cómo siguen las próximas conferencias y agradeciendo a Mónica Billoni, co-organizadora de este mes; a ella le debemos la invitación de José Giavedoni y Beatriz «Lali» Davilo.
José comenzó también agradeciendo a Mónica Billoni, quien fue su profesora en los primeros años de la Facultad y luego lo convocó a su cátedra, y reivindicó sentirse de alguna manera du discípulo, Celebró también la existencia de espacios como el Ciclo «Del derecho y del revés», al que consideró en la «periferia» de la universidad, lamentando que la universidad, por su parte, se haya haya vuelto algo endogámica.
Fue muy interesante cómo durante toda la conferencia fue hablando de la violencia , pero mejor de las violencias, dado que no se trata de una sólo forma de violencia.
Planteó que la violencia es un tema que nos interpela a todos. Que ninguno de nosotros está exento de la misma; y que además muchas veces la hemos sufrido de una manera atroz.
Dijo que iba a dar un rodeo, no para eludir la temática, sino todo lo contrario. Las temáticas sociales corresponden tomarlas por los costados, porque sino se corre el riesgo de acentuar sentidos comunes.
El tema de la(s) violencia(s) forma parte del discurso común, del discurso de los medios y del discurso académico.
Se refirió al texto de Ives Michot, «Violencia y política». La violencia es el término que le da expresión a todos nuestros males. El concepto tiene esa capacidad aglutinadora.
Violencia de la guerra, de género, infanticidio… conjunto heterogéneo de fenómenos que quedan subsumidos en el termino violencia. Pero al mismo tiempo nunca dice lo mismo.
No existen los hechos sino las interpretaciones. En la realidad social existen discursos antagónicos.
v Michel Foucault en toda su obra, pero especialmente en la de los ’70, se refiere mucho a la violencia.
En su curso sobre la Genealogía del racismo, plantea que no sólo se producen mercancías, sino que se reproducen verdades.
Hay un aparente entendimiento cuando se habla de violencia.
Pero cuando se incorporan los antagonismos el termino violencia comienza a resquebrajarse.
En Vigilar y castigar, se pregunta, ¿Quién es el violento? El verdugo o el que es objeto del suplico? No pueden ser ambos violentos, cuando se trata de violencia siempre está la víctima y el victimario.
La justicia penal no puede pensarse a sí misma como detentando violencia. Pero es penal, se está refiriendo a que aplicará una pena.
René Girard, en la Violencia y lo sagrado.
José Giavedoni rastreó en los medios la cuestión de la presencia de Gendarmería en la ciudad. Fue un dispositivo que en un principio fue más o menos bienvenido. Pero pasadas una semana comienzan las voces disonantes. Por un lado se dice que vienen a restablecer el orden, a pacificar; por otro se habla de apremios ilegales y militarización de ciertas zonas. Algunos los llamaron Barrios sitiados. Ahí tenemos, decía, como opera la violencia como discurso.
Evocó los Escuadrones de la Muerte en Río de Janeiro de los ’80. Ello se consideraban agentes del orden público en las calles.
Es importante pplantear una epistemología de la violencia; porque se ha convertido en una especie de comodín.
La viole ncika escolar. Se ha producido una reconfiguración drástica del escenario de la escuela. Si uno comienza a rastrear se encuentra con que existía un instrumental: los granos de maíz donde se hacía arrodillar al alumno, el puntero o varillitas para pegar en los dedos, una palmeta pera que los maestros pegaran en el trasero de los niños. Incluso Durkheim tiene un texto que se llama La penalidad escolar.
Hizo referencia también a los Duelos: que se consideraban divididos en dos categorías:
– El duelo de caballeros y
– El duelo popular.
Eran modos como se dirimían los conflictos de manera privada en el Siglo XIX.
Cuando en Argentina se comienza a gestar la unidad nacional, el Estado comienza a tomar el monopolio de la violencia. Y el duelo popular: el del compadrito, el borracho, se prohibe y no en un principio el de caballeros que tenía toda una serie de reglas que se respetaban…
Se habla de violencia civilizatoria. Y el Código penal va a hablar de duelo por un lado, y homicidio en ocasión de riña para el duelo popular
El termino violencia no es neutral.
la otra cuestión que Giavedoni va a tratar es cómo se considera a la violencia como disfuncional.
La violencia empapa todas las relaciones. Pero este enunciado implica considerar las relaciones sociales por un lado y por otra la violencia que afecta esas relaciones.
¿Cuál es la fuente de donde emerge la violencia?
Me animo a decir que esa fuente es el sujeto o el individuo.
Hace referencia a la teoría de las ventanas rotas o de tolerancia cero. Sino se arreglan las ventanas rotas, rápidamente la sociedad dará la impresión de que no se preocupan en resolver las cuestiones y eso incitará a que haya más violencia. Porque se piensa que la sociedad no se cuida a sí mismo.
Otra cuestión es cuando se considera que la probreza es responsabilidad de los pobres mismos.
Hombres, jóvenes, pobres y urbanos son los responsables de la violencia y objetos de la ley penal.
Toda la ciencia social ha tenido una función en la construcción del orden social,
Advirtió sobre prácticas discursivas que asocian pobreza a delito y se refirio a una serie: Esta es mi villa e incluso a la famosa serie Tumberos.
Hizo referencia también a las investigaciones que se vienen haciendo y en donde se pone el acento.
La selectividad del sistema penal tiene que ver también con esto, el alto índice de encarcelamientos que hay, cñómo ha aumentado muchísimo la población carcelaria en los últimos años. Ha aumentado un 40% la población carcelaria, sobre un 5 de aumento de la población en general.
Las cárceles están pobladas de pobres.
La cárcel moderna nace con su propio fracaso.
Considera entonces que la violencia no es un rasgo humano, sino social.
El disertante se refirió, entonces, al terrible asesinato de David Moreyra, y de cómo durante varios días él no pudo pensar en eso, no pudo pensar conceptualmente en eso, como si se negara a reconocer que algo tan terrible hubiera pasado.
Un público atento y consternado que quedó un momento en silencio, para luego participar con entusiasmo, aportando sus experiencias, solicitándole a José Giavedoni su texto.
Especialmente interesante la participación de Mónica Evangelisti, flamante ex-Directora de una escuela secundaria, en el barrio la Tablada que lleva el nombre de una joven desaparecida del barrio: Sonia Beatriz González Ávalos.
Mónica, recientemente jubilada, pero que sigue en contacto con la escuela, hizo referencia a la trama solidaria que, con muchas dificultades, se arma en el barrio. Y Giavedoni hizo referencia a su respeto y admiración por los docentes que como Mónica Evangelisti ayudan a tramar redes fraternas en barrios tan castigados como ése.
Comunicadores sociales, estudiantes de psicología, de ciencia política, jubilados, docentes, abogados psicólogos, etc. contribuyeron con su escucha y su aporte a esta charla.
Me resultó sumamente importante la referencia que hizo Giavedoni a que la población carcelaria aumentó el 40% en los últimos años, en tanto que la población del país sólo un 5%.
Tomé este frío dato estadístico para cuestionar la remanida frase «entran por una puerta y salen por la otra», para referirse a ese movimiento que los que delinquen realizan, pero sólo en virtud de garantías procesales y evoqué la frase de la querida y respetada Matilde Bruera cuando sostiene: Los que entran al sistema carcelario no salen más.
José Giavedoni retomó evocando su trabajo con la Coordinadora de trabajo carcelario, refiriéndose a su vez al archipiélago carcelario foucaultiano.
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