Del derecho y del revés

Blog del ciclo creado y coordinado por Laura Capella

Acerca del supuesto «apoliticismo» del psicoanálisis

“En consecuencia, Freud seguía interpretando las luchas de los pueblos por su emancipación conforme al modelo de Tótem y tabú. Y, al mismo tiempo, admitía que el despotismo ruso ya estaba condenado antes de que la guerra fuera una causa perdida, ‘pues ningún cruzamiento de las familias dominantes en Europa habría podido engendrar una castas de zares capaz de resistir el poder deflagratorio de la dinamita’ –en su artículo sobre la Weltanschauung- En otras palabras, atribuía la derrota del Imperio ruso tanto al progreso de las técnicas científicas como a la incapacidad de las dinastías de renovarse, debido a los cruzamiento consanguíneos. Como los Labdácidas, esas dinastías estaban condenadas a la autodestrucción. Freud parecía olvidar que eso no bastaba para explicar el hundimiento de los viejos imperios.”

Élisabeth Roudinesco, Freud. En su tiempo y el nuestro. Capítulo: Frente a Hitler. página 383

 

“Al procurar de ese modo diferenciarse de la filosofía y de la teoría de la historia, para hacer del psicoanálisis una ciencia sin dejar de mantener su análisis mitográfico de las dinastías imperiales y su concepción de una república de los elegidos, Freud cometía un error. En efecto. En nombre de ese rechazo de toda Weltanschauung se planteó, con su acuerdo, la idea de que, como el psicoanálisis era una ciencia, debía mostrarse ‘neutral’ frente a todos los cambios de la sociedad, y por lo tanto ‘apolítico’. En otras palabras, a pesar de que había criticado el cientificismo y el positivismo; a pesar de que con su interés en el ocultismo pretendía desafiar la racionalidad científica, y a pesar de que había inventado una concepción original de la historia ‘arcaica’ de la humanidad, he aquí que se negaba a ver que su doctrina era portadora de una política, una filosofía, una ideología, una antropología y un movimiento de emancipación.”

“Nada era más contrario al espíritu del psicoanálisis que enmascararlo como una presunta ciencia positiva y mantenerlo apartado de todo compromiso político. Después de haber criticado tanto a la religión, Freud, en nombre de una presunta ‘neutralidad’, corría así el riesgo de ver su doctrina transformada en catecismo. Esta actitud fue un desastre para el movimiento psicoanalítico del período de entreguerras, enfrentado a la mayor barbarie que Europa hubiera conocido. El más vigilante en la aplicación de esta línea ‘neutralista’, convalidada por Freud, fue Ernest Jones.”

“Convertido fuera de la Europa continental en el principal organizador del movimiento psicoanalítico, Jones, como buen discípulo pragmático, militante de una concepción médica de la práctica de la terapia psicoanalítica, fue así el destructor del freudismo original –el del romanticismo y la Mitteleuropa- y, a la vez, el salvador de una comunidad que, frente al ascenso del nazismo, no tenía otra alternativa que exiliarse en el mundo angloparlante.”

“En nombre de esa neutralidad y ese apoliticismo, Jones no brindó ningún apoyo a los freudianos de izquierda –sobre todo a los freudomarxistas- que en Alemania y Rusia aspiraban a vincular las dos revoluciones del siglo; la primera apuntada a transformar el sujeto mediante la exploración del inconsciente, la segunda con voluntad de transformar la sociedad a través de la lucha colectiva.”

Élisabeth Roudinesco, Freud. En su tiempo y en el nuestro. Capitulo. Frente a Hitler. Páginas 383-84

En mayo de 1936* la celebración del cumpleaños de Freud cobró dimensiones considerables. Abrumado por los honores, el ilustre sabio, ahora confinado en Viena, recibió regalos y cartas, como si todos los que le rendían homenaje -H.G. Wells. Romain Rolland, Albert Schweister y muchos otros- tuvieran conciencia de que su situación era desesperada: “Hasta hace poco”, destacaba Albert Einstein, …

Élisabeth Roudinesco, Freud. En su tiempo y en el nuestro. Capitulo. Frente a Hitler. Página 405

* Freud cuplía 80 años. En las elecciones de 1932, en Alemania, los nazis ganaron el 33 por ciento de los votos, más que cualquier otro partido. En enero de 1933, Hitler fue nombrado canciller, el jefe del gobierno alemán y se realiza la quema de libros en Berlín, en la que los libros de Freud fueron quemados junto al de muchos intelctuales judíos y/o de izquierda. En el ’36 faltaba poco menos de dos años para el Anschluss

“Hasta hace poco”, destacaba Albert Einstein, “yo no podía sino advertir el poder especulativo de su pensamiento, así como su enorme influencia sobre la Weltanschauung de nuestra época, sin estar pese a ello en condiciones de hacerme una opinión definitiva acerca de la verdad que contenía. No hace mucho, sin embargo, tuve la oportunidad de oír hablar de algunos casos, no muy importantes en sí mismos pero que, a mi juicio, excluían toda interpretación que no fuese proporcionada por la teoría de la represión” (Carta de Einstein a Freud, 21 de abril de 1936)

Élisabeth Roudinesco, Freud. En su tiempo y en el nuestro. Capitulo. Frente a Hitler. Página 405

 

La política del pretendido “salvamento”, orquestada por Jones y defendida por Freud, fue un completo fracaso que se traduciría, tanto en Alemania como en toda Europa, en una colaboración lisa y llana del nazismo, pero sobre todo en la disolución de todas las instituciones freudianas y la emigración hacia el mundo angloparlante de la casi totalidad de sus representantes. De no habérsela implementado, el destino del freudismo en Alemania, no habría cambiado, pero se hubiera preservado el honor de la IPA.

Élisabeth Roudinesco, Freud. En su tiempo y en el nuestro. Capitulo. Frente a Hitler. Página 415.

 

…pero se hubiera preservado el honor de la IPA. Y sobre todo, esa desastrosa actitud de neutralidad, de no compromiso, de apoliticismo, no se hubiera repetido a posteriori bajo otras dictaduras, como en Brasil, Argentina y muchos otros lugares del mundo.

Élisabeth Roudinesco, Freud. En su tiempo y en el nuestro. Capitulo. Frente a Hitler. Página 415.

…no se hubiera repetido a posteriori bajo otras dictaduras, como en Brasil, Argentina y muchos otros lugares del mundo.

Corroído por el cáncer, Freud iba a asistir durante los dos últimos años de su vida al derrumbe y la ruina de todo lo que había construido: editoriales destruidas, libros quemados, discípulos perseguidos, asesinados u obligados a exiliarse, institutos desmantelados, objetos saqueados, vidas humanas reducidas a la nada.

Élisabeth Roudinesco, Freud. En su tiempo y en el nuestro. Capitulo. Frente a Hitler. Ultimo párrafo, página 415.

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