Del derecho y del revés

Blog del ciclo creado y coordinado por Laura Capella

Freud, Ferenczi, Lacan y Perrier. Una vuelta por la confusión de lenguas. II

Freud, Ferenczi, Lacan y Perrier. Acerca de la actualidad de sus controversias. Una vuelta por la confusión de lenguas. II

Marcos Esnal, miembro de la école lacanienne de psychanalyse

François Perrier recibió en los años 50 una indicación de Jacques Lacan: leer a Ferenczi. Por todos lados se encuentran las citas que Lacan hizo de los trabajos que publicó el húngaro: la respuesta que formuló a Perrier luego de un tramo de lectura es, lo veremos, tremenda. El trabajo de Perrier (cuyos seminarios de los que hablaremos también esperan traducción) llevará a Wladimir Granoff a decir que fue el único ferencziano. Lacan y Ferenczi tenían preocupaciones comunes, según Bernard Casanova: “Ambos se plantearon las mismas preguntas pero llegaron a resultados absolutamente diferentes, incluso opuestos”.

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Marcos Esnal comenzó haciendo un homenaje al querido Negro Fontanarrosa y a su generosidad. Nos contaba que allá por los ’90 cuando hacían la Revista de la Perra, junto a Beatriz Bea Suarez, Margarita Scotta y Mariana Brebbia; Bea, que tenía su famacia a metros de El Cairo, le llevaba al Negro, que recalaba en ese famoso Bar, los ejemplares de la revista, y el Negro ha hecho comentarios de la misma en su famosa columna Desde El Cairo, que se publicaba en Rosario/12.
Nos leyó uno de sus divertidos, y generosos, comentarios. Agradeció mi generosidad por reiterar mi invitación al ciclo. Yo por mi parte agradecía la suya… En fin, se encadenan las generosidades, y no es chiste; creo que es lo mínimo que podemos hacer y es toda una posición al respecto.Y hablando de controversias anuncié que el año próximo —si podemos continuar haciendo este ya famoso ciclo en Rosario— nos dedicaremos a jugosas y siempre actuales controversias, de todo tipo, y Marcos volverá a contarnos las que él va investigando en relación a la historia del psicoanálisis.

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Nos leía Marcos, fragmentos la carta del 5 de junio de 1910 a Oskar Pfister, psicoanalista y pastor protestante con el cual Freud se escribió durante veinte años.
En esta carta Freud le dice a Pfister: «Creo que el análisis peca de la calamidad hereditaria de la virtud; es la obra de un hombre demasiado correcto que se siente por lo tanto obligado también a la discreción. Ahora bien, estos asuntos psicoanalíticos sólo son comprensibles dentro de una cierta integridad y prolijidad, así como el análisis sólo puede realizarse cuando el enfermo desciende de las abstracciones sustitutivas a los pequeños detalles. La discreción no se concilia, por lo tanto, con la exposición de un psicoanálisis; se necesita volverse un mal sujeto, transformarse, renunciar, comportarse como un artista que compra pinturas con el dinero del gasto de su mujer, o que hace fuego con los muebles para que no sienta frío su modelo.» Y luego: «La transferencia es, sobre todo, una calamidad. El aspecto indomable y pertinaz de la enfermedad, por el cual hemos suprimido la sugestión indirecta y la hipnosis directa, no puede tampoco eliminarse totalmente por medio del psicoanálisis, sólo limitarse, y lo que queda se pone de manifiesto en la transferencia. Por lo regular este resto es considerable, y entonces las reglas fallan, por lo que hay que guiarse por las características especiales del enfermo, y no prescindir totalmente del propio modo de ser.
En general pienso, como Stekel, que hay que conservar al enfermo en la abstinencia, con un amor desdichado, lo que, naturalmente, no es factible totalmente. Cuanto más le permita usted encontrar afecto, más pronto obtendrá usted sus complejos, pero más limitado será el éxito definitivo, ya que el paciente sólo se deshará de las anteriores realizaciones de sus complejos porque puede cambiarlas por los resultados de la transferencia. El resultado es muy satisfactorio, pero depende totalmente de la transferencia. Quizá se obtenga la curación, pero no el grado suficiente de independencia y de seguridad frente a una recaída. En este aspecto el asunto es más fácil para usted que para los médicos, ya que usted puede sublimar la transferencia hacia la ética y la religión, lo que no se obtiene fácilmente con las personas a las que la vida ha invalidado. Posiblemente usted no necesita la técnica rigurosa de la resistencia, ya que aplica el psicoanálisis al servicio de la cura de almas en personas jóvenes todavía alejadas de la gravedad del erotismo«.Refiere Esnal las controversias teñidas por la experiencia del análisis entre Lacan y Perrier, de acuerdo al testimonio de éste en Viajes extraordinarios por Translacania. Lacan le indica a Perrier que lea a Ferenczi. Éste le reproecha a Freud no haber tenido nunca en cuenta la transferencia negativa. Perrier dice, muy dramáticamente que nunca pudo hacer que el hombre entrase en el cuanto donde su madre lo concibió.

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Un muy interesante e interesado público siguió atentamente la conferencia. Muchos jóvenes psicoanalistas (y otros no tan jóvenes) y el público habitual, muchos de los cuales son analizantes o simplemente entusiastas interlocutores. Esnal anunció la realización de un seminario sobre estas cuestiones para agosto. Esperaremos que nos de información más concreta para anunciárselo.

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Melanie Klein, quien fuera paciente de Abrahan y luego de su muerte, de Ferenczi, es quien incorpora a la teoría el concepto de objeto parcial que luego se derivaría en el objeto a lacaniano. Esnal hizo referencia a otra controversia; Entre Melanie Klein y Anna Freud, ya que Anna plantea que los niños no se pueden analizar porque no producen transferencia debido a que no han instalado su Complejo de Edipo. En tanto Klein será la que introduce por primera vez la problemática del psicoanálisis de niños, con ésta denominación, en el año 1932. Y va a incorporar lo pre-edípico. Por otra parte Marcos Esnal hará referencia a cómo el único seminario publicado en vida de Lacan y coeditado por él mismo, el seminario 2, aparecen sus interlocutores y lo que estos dicen. En tanto el seminario 1 y el 3, a cargo enteramente de Miller, no aparece la letra de los interlocutores de Lacan. Lacan discute con X, pero no figura qué dice X, cuestión llamativa que da cuenta cómo se lee y transmite el psicoanálisis en cada lugar. Hay momentos, además, en que figura el nombre de su interlocutor y otras simplemente: Z, o X. Cuestiones, además que tienen que ver con el lugar de los albaceas en relación a las obras de personas como Freud o como Lacan. Cuestiones éticas, en fin.

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Winnicot logra sobrevivir a la controversia entre Anna Freud y Melanie Klein. Considerado como perteneciente al «grupo del medio». Es interesante notar, nos decía Marcos, que tan imbuidos estaban en estas controversias y alejados de la realidad que en cierta oportunidad estaban reunidos en medio del anuncio de un bombardeo alemán y hubo que avisarles expresamente porque desoían las sirenas, en medio del debate.Freud planteó que lo que él no estuvo listo para encontrar fue lo que luego los ingleses llamaron «cuidado«.
Otra cuestión a destacar es que Granoff siguió perteneciendo a la IPA, no se fue con Lacan como hicieron otros discípulos de éste último. Para la IPA la presencia de Granoff fue importante porque fue el único de la banda de Lacan (al decir de Esnal) que no se fue con él.
Freud tuvo claro que no se podía ser maestro y mandar, por eso él nunca quiso presidir la IPA.
Balint, a quien Lacan sí leyó, rechaza en tratamiento a Granoff porque no lo podía tomar en tratamiento todos los días de la semana, porque no lo podía cuidar. Esto, tomado de Ferenczi. A su vez Perrier siempre estuvo muy preocupado por estos casos límites. Lacan le indica a Perrier que lea a Ferenczi. Dice Lacan en una conferencia que da en Bruselas a un grupo de católicos: Nunca escuché sino historias catastróficas de amor. Una de las grandes polémicas entre Lacan y Perrier tuvo que ver con qué se hace con «ese nene que está en el diván«, para referirse al adulto, ¿es un bebé berreando?

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En su libro Viajes extraordinarios por Translacania François Perrier escribe: No pude hacer que entrara el nombre en el cuarto donde mi madre me concibió.Qué hacer con Ferenczi en la escuela?
«Ferenczi ou n’en rien faire»
(Faireansi, homófono de Ferenczi)
Juego de palabras que Marcos nos explicó ante el público y luego en el bar:La frase de Perrier en la clase «Double langue» es así: «Hacer así o no hacer nada [con eso/él]» me respondió Lacan un día en que traté de abordar en la École Freudienne el problema de la teoría de la clínica. Eso ya estaba allí y sigue estando allí. Sólo se habla de eso en este momento».
La dejo en francés también: «Ferenczi ou n’en rien faire» m’ a répondu Lacan un jour où j’ ai tenté d’ aborder le problème de la theorie de la clinique à l’ Ecoel freudienne. C’ était déjà là, et c ‘ est toujours là. On ne parle encore que de ça en ce moment».
(Gracias Marcos!)
 

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La conferencia de Marcos Esnal ha sido sumamente rica y prolífica, ojalá podamos contar pronto con su desgrabación. En el momento del debate yo evocaba, a partir de lo que se lee y no se lee, la mayoría de las veces por cuestiones que tienen que ver con políticas institucionales, el cisma que se produjo hacia finales de los ’80 en Espacio Psicoanalítico, Rosario, a partir de una propuesta de Miller llevada al agrupamiento por algunos integrantes del mismo. Se desató un fortísimo debate que duró meses hasta que el grupo milleriano se fue de la institución fundando una institución en Rosario que pasó por varios nombres y hoy es la EOL.Evocaba que esos tiempos me tocó formar, humildemente, parte de esa historia integrando una comisión con dos compañeros; primero Marta Román y Jorge M. Fernández y luego con Susana Cerrutti y Fernández. Comisión que coordinó esos meses de debate y propuso textos. Leímos y debatimos infinidad de textos de Lacan, de los que podemos llamar «institucionales» y Lacan insistía, siempre insistió, en la importancia de leer (incluso leer con odio) para ir más allá de las fascinaciones que produce la imagen o la voz. En ese sentido él diferenciaba a los que llamó sus «lacanoamericanos» porque se acercaron a él a través de sus escritos y de las desgrabaciones, escritas, de sus seminarios. Comisión que irónicamente había bautizado «comisión de tránsito«

 

 

 

 

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