La memoria intenta preservar
el pasado sólo para que le sea útil al presente y a los tiempos venideros.
Procuremos que la memoria colectiva sirva para la liberación
de los hombres y no para su sometimiento.
Jacques Le Goff
(Citado por Tzvetan Todorov en Los abusos de la memoria)
Recuerdo una tira de Inodoro Pereyra en la cual se relataban distintas historias de fantasmas, luces malas y demás prodigios. Eulogia termina preguntándole acerca de si le daban miedo los aparecidos e Inodoro responde que lo que lo aterrorizan son los desaparecidos y que esas no eran ‘historias’, obviamente para referirse a los cuentos para distraerse en el descanso en el campo tras el diario y arduo trajinar.
Por otro lado, las historias del horror de los desaparecidos son nuestras historias: la del amigo, familiar, compañero, la de cada uno de nosotros mismos y duelen hoy mismo: cuando un testigo al que no encontraban de repente aparece –él sí- y treinta y pico de años después relata cómo murió un militante, un hombre solidario, que había distribuido su ropa entre sus compañeros de infortunio sabiendo su destino trágico y –asmático- fue ahogado con papel en la boca. Y su hija Paula y Pety sienten hoy, nuevamente, ese desgarro. Como cuando Iván, al poder enterrar los restos de sus padres dice: Ya no soy hijo de desaparecidos. O Estela, que gracias a los antropólogos forenses sabe que Laura, su hija que hoy sería una señora mayor, como le gusta decir a esta maravillosa ‘Abuela’, parió y por lo tanto continúa buscando un nieto o una nieta que será hoy ya un hombre o una mujer con una profunda inquietud en su alma.
Dice Todorov en el comienzo librito citado en el epígrafe: Los regímenes totalitarios del siglo XX han revelado la existencia de un peligro antes insospechado: la supresión de la memoria. Y más adelante recoge las siniestras palabras de Himmler a propósito de la ‘solución final’: Es una página gloriosa de nuestra historia que nunca ha sido escrita y que jamás lo será.
Del mismo modo, con la sensibilidad de un creador que toca ese real de la historia y de la política el querido y tan rosarino Roberto Fontanarrosa le hace decir a Inodoro: La historia lo juzgará. Pero tiene el mejor de los abogados: el olvido.
En Rosario, Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, se juzgan y juzgarán genocidas: Los horrores vuelven a salir a la luz cada vez que alguien da testimonio. Es una luz necesaria que apunta a la justicia, único modo de intentar restañar mínimamente tanta dolorosa herida, tanto lazo social bastardeado.
El año pasado el ciclo Del derecho y del revés, estrenando logo transitó su experiencia acompañado por los ‘fantasmas’ del Museo de la Memoria que tan generosamente abrió sus puertas para recibirnos. Este año, con alegría, retornamos al centro cultural que supo tener un nombre infame, nombre de prócer, de calle, de cuaderno escolar, de esos nombres ilustres que pueblan algunos cementerios como el de la Recoleta, nombre del primer endeudador de la Argentina. Hoy, por un ejercicio de memoria que se reclamaba, el querido Centro Cultural que también tuvo un nacimiento complicado, dado que fue el centro de prensa durante el fatídico Mundial ’78 –año en el que arreciaron las desapariciones mientras se mostraba cínicamente al mundo que éramos ‘Derechos y Humanos’, se llama Centro Cultural Roberto Fontanarrosa.
Y retornamos los martes a las 20 horas los meses de junio y julio, y luego septiembre y octubre. En una versión que no por ser breve dejará de ser tan buena, tan productiva, tan de intentar ver un poco más allá y de construir, crear entre algunas ruinas.
El mes de junio estará dedicado a los Juicios a genocidas y más específicamente al de la Causa Díaz Bessone. Como me decía Lilian Milicich: Nos encontraremos los que nos cruzábamos en esos días.
Comenzaré yo trabajando por qué no estoy de acuerdo con la absolución al único civil implicado en la ex Mega Causa Feced; el segundo martes Lilian Milicich y una analizante suya, querellante de la causa contarán cómo fue ese proceso de acompañamiento desde el psicoanálisis y de cómo la analista devino testigo de la misma; el tercer martes de junio la querida Sonia Tessa nos contará su experiencia subjetiva y periodística en la cobertura de ese juicio y finalmente, el último martes: Martha Bertolino, psicoanalista, analista institucional y querellante en la Causa Díaz Bessone nos hablará de su experiencia, de su lucha y también de por qué ella no apoyó la tesis de que los que entran víctimas salen víctimas, usada para exculpar al civil de marras.
Mes intenso entonces, pero con la alegría de poder convocar a tomar la palabra, a respetarnos en nuestra diversidad, a insistir con el pedido de justicia al que no deberemos nunca renunciar.
Ps. Laura Capella, psicoanalista. Creadora y coordinadora del Ciclo Del derecho y del revés. Declarado de Interés Municipal por el Honorable Consejo Deliberante de la Ciudad de Rosario.
Categories: Derechos humanos, Programa del mes
Tags: Causa Díaz Bessone, CCRF, Centro Cultural Roberto Fontanarrosa