Del derecho y del revés

Blog del ciclo creado y coordinado por Laura Capella

Final de ciclo: taller de escritura colectiva

Como todos los años, el ciclo anual termina con un taller de escritura. Esta vez la convocatoria fue a escribir involucrando a los fantasmas. Hubo de todo y sobre todo mucha productividad.

  • Leímos lo que la creadora y coordinadora del Ciclo había puesto en la convocatoria:
derechos humanos, Sigmund Freud, ni olvido ni perdón, sujeto supuesto saber,

Laura abre la última noche del ciclo 2012

En relación a diversas películas y obras de teatro (desde El retorno de los muertos vivosHamlet, Slavoj Zizek se pregunta en Mirando al sesgo página 48:

¿Por qué vuelven los muertos? La respuesta que da Lacan es la misma que encontramos en la cultura popular: porque no están adecuadamente enterrados, es decir, porque en sus exequias hubo algo erróneo. (…) es signo de la perturbación del rito simbólico, del proceso de simbolización. El retorno del muerto materializa entonces una cierta deuda simbólica que subsiste más allá de la muerte física.

Desde esta afirmación conceptual no por conocida menos inquietante, a la ternura amorosa de Franz Kafka en su carta a Milena cuando le dice:

Escribir cartas… significa desnudarse uno mismo ante los fantasmas, algo que ellos esperan ávidamente. Los besos que se escriben no llegan a destino; más bien, son bebidos en el camino por los fantasmas,

desplegaremos ideas, fantasías, chistes, inquietudes que nos motiven a escribir sobre Voces y fantasmas o Las voces de los fantasmas que pueblan el Museo de la Memoria[1].

  • Luego el texto que envío por mail María del Carmen Marini –de viaje-, texto que entregamos impreso como saludo de fin de ciclo:

violencia de género, luchas populares, resistencia popular, campos de exterminio,

María del Carmen Marini estuvo presente a través de una carta

Carta a Laura

Laura nos convoca a escribir sobre fantasmas.

Y no es raro que asociemos los fantasmas a lo siniestro, a aquello que no está del todo muerto, pero que ya no vive. Y éste es un lugar especial para pensar sobre fantasmas. Cuando accedemos a la fastuosidad de la casa, y sobre todo, cuando descendemos al auditorio,  algo sobrevuela nuestros afectos, para hacernos sentir: primero un estremecimiento, pero luego la contundente e imperiosa necesidad de tomar la palabra que nombra. La palabra que recuerda. La palabra que abre diques al silencio.

Y creo que este espacio ha servido para eso, a lo largo de las reuniones del ciclo. Ha servido para nombrar, ha servido para rememorar. Y eso es reparatorio para tanta herida mal cerrada, para tanta palabra  amordazada. Para tanto fantasma que reclamaba ser reivindicado, y poder así, al fin dejar,  de ser un fantasma y convertirse en recuerdo.

Como sucede entre los wichís y sus amados perdidos. En “El etnógrafo”, la película documental de Ulises Rosell, narra la vida del antropólogo inglés John Palmer y registra su vida entre ellos, en la comunidad. Él se quedó a vivir allí. Eso después de conocerlos mientras preparaba su tesis doctoral para la Universidad inglesa de Oxford. Se casó con una wichí y tiene cinco hijos. La espiritualidad de ellos se expresa en el modo en que incluyen a sus ancestros en lo cotidiano. Dicen por ejemplo: “Hoy todavía no vino, pero ya va a pasar. (Señalando a quienes ya no están porque murieron, como visitas amigables que están presentes de otro modo entre ellos)

Me gusta pensar así a mis fantasmas. Aquellos amados perdidos, que solo “se nos adelantaron”. Me gusta pensarlos como acompañantes en las aventuras diarias y como protectores en los desafíos de vivir. Y, sobre todo como referentes en lo que compone lo vital en mí y en los que aún estamos acá.

Y vuelvo a pensar en los fantasmas que se asocian a este lugar y su peso en nuestra historia.

Se que cuando ingresamos a la casa, algo nos convoca. Tal vez nos convoca a testimoniar, a poner voces, las que debemos poner, para que éste siga siendo un lugar de memoria.

María del Carmen Marini
Noviembre de 2012

 

  • Alejandra Benz, nuestra escritora invitada leyó su texto:

 

…de lo que ha visto y oído, el escritor regresa con los ojos llorosos y los tímpanos perforados…

Deleuze, Gilles; “Crítica y clínica”, Anagrama, Barcelona, 1996.

campos de exterminio, campos de concentración, psicoanálisis, autoorganización,

y recibió como respuesta que la sangre tiene que estar con el cuerpo, luego de lo cual la presencia se desvaneció.

La primera historia de fantasmas que recuerdo en forma de relato me la contó mi abuela, decía que su padre que repartía granos entre dos pueblos llegó luego  de uno de esos viajes, ya de madrugada a su casa muy asustado. Contó que cuando volvía mientras pasaba por un viejo camino se le detuvo de repente el auto y una figura se materializó a su lado, en ese momento recordó las palabras de su madre quien le había enseñado que de verse frente a una situación semejante tratara lo más tranquilo posible, de preguntar en nombre de Dios y la Virgen qué necesita, así lo hizo y recibió como respuesta que la sangre tiene que estar con el cuerpo, luego de lo cual la presencia se desvaneció. Según sigue la historia se trataba de un hombre que habían acuchillado y había muerto desangrado al costado del camino por lo que el pedido de que la sangre tiene que estar con el cuerpo era en relación a eso ha integrar todo en la sepultura y fue el cura del pueblo quien levantó la tierra donde había muerto este hombre y la depositó en su sepulcro. Después de eso cesaron las apariciones.

Lo que aún hoy me fascina de esta historia es la idea de preguntar al muerto en esta enunciación casi cristalizada de En nombre de Dios y la Virgen que necesita, casi pareciera una fórmula. Esto me puso a pensar en relación a la posibilidad de hablar con los fantasmas.

Los fantasmas de la propia historia que pueden remitir a personas o a situaciones de pérdida en general habilitan la aparición de esas voces que algo nos dicen, algo en relación a la verdad subjetiva. En relación a la escritura me parece interesante la posibilidad de diálogo con esos fantasmas como intento de revelar lo que insiste, lo que atrae, lo permitido y la existencia en los márgenes. La escritura te expone y te ampara, es construcción a partir de los elementos más nobles y más engañosos: las palabras.

Todas las voces retiradas de este mundo, que por una causa u otra están fuera del lenguaje no dejan de interpelarnos. La escritura aparece como posibilidad de triangulación entre lo fantasmático de esa historia personal y social y lo pulsional en tanto la escritura es una actividad deseante, subjetivante e inminentemente humana, Julia Kristeva tiene una frase muy contundente en relación a esto que dice que quién no escribe, no ama o no se psicoanaliza está ya algo muerto, por supuesto en relación al movimiento del deseo.

No solo como psicoanalista sino también como escritora apuesto al poder digamos “sanador” de las palabras. Ahora bien la escritura aparece como actividad mediada con la posibilidad de devenir en otro y desde ahí poder interrogar qué es lo que velan estos fantasmas qué atisbo de respuesta hay en relación a lo enigmático del deseo.

En el caso puntual de donde estamos hoy, ya solo plantear la existencia de voces en el museo de la memoria es una actividad reparadora. Más allá de no tener la certeza de lo ocurrido entre estas paredes, hay voces qué se nos aparecen con interrogantes ¿ no? ¿Qué pasó acá? ¿De qué modo funcionaba este aparato? Digamos que un paso más a la recuperación de este espacio, más allá de su ocupación física sería la posibilidad de vehiculizar las preguntas que estos fantasmas nos traen. El paso de la muerte por este lugar remite a una realidad efectiva que perfora el plano meramente simbólico, me hablan, soy hablada, alguien habla en mí.

Si tenemos esta idea de otros moradores que escribamos acá y desde acá de alguna manera es la posibilidad de restaurar esas voces perdidas, a través de la memoria no tomada en forma pasiva sino como ejercicio en tanto es desde la memoria que los fantasmas se constituyen en lo visto y oído. Pienso que quizás algo de la marca indeleble en el trazo escrito nos permita conjurar estas presencias, redoblando la apuesta pensando en que es un ejercicio ético y por tanto constructor de otro mañana posible.

 

  • Enzo Montiel nos entregó y leímos el texto que trajo escrito desde su casa, (luego aportaría otro texto escrito en el fárrago del taller)

minorías, desarrollo social, discriminación, ciudadanía, diversidad, singularidad, justicia

Vida y muerte, memoria y palabras, boca y oído, un grano de polvo en este Museo de la Memoria.

Sonidos y silencios:

Hamlet escucha –quiere escuchar- aquello que el espectro de su padre le dice.
Pedro Páramo dialoga con los muertos del pueblo.
Horacio Quiroga, con sus cuentos, busca a la muerte y al fin la encuentra en la selva misionera.
Borges está viendo a la muerte en el filo y en la punta de los cuchillos.
El Quijote, que hubiera sido capaz de vencer a la muerte, cuando cobra la razón entrega su espíritu, es decir, muere.
Cada vez que recuerdo a mis antepasados estoy dialogando con ellos.
Vida y muerte, memoria y palabras, boca y oído, un grano de polvo en este Museo de la Memoria.

Los invitamos, entonces a escribir y los asistentes produjeron estos textos:

 

  • Lucía Tognanelli:

democracia y derechos humanos, minorías, desarrollo social, discriminación, ciudadanía, diversidad, singularidad, justicia

Me pregunto cuánto tardan en desarmar una lucha, en desarmar ideales y morales.

La semana pasada vine a esta sala[2] y no dejé de pensar en la palabra DESARME.
Me pregunto cuánto tardan en desarmar una lucha, en desarmar ideales y morales.
Me da la sensación de que hay gente experta en desarmar y cuanto más lo intentan más fantasmas gritan, Hay más memoria activa y más ganas de que los desarmes no pasen nunca más.

 

  • Elvira Lubatti:

sujeto supuesto saber, violencia de género, luchas populares, resistencia popular,

cada dolor, cada llanto, cada grito sirvió porque vivamos en un mundo mejor

¿Qué le preguntaría a los fantasmas del Museo? Evidentemente comenzaría preguntándoles cómo es que todavía viven aquí. Si es porque aún no pudieron salir o porque quizás cumplan un destino, una misión, una presencia no ya brutalmente impuesta por la maquinaria de la muerte, sino que pretende….
Quizás también, y como siempre, sus respuestas no serán las que espero, las que presiento.
Como la vida misma, como el tiempo y el destino, su presencia se hagan ACTIVAS, VIVAS, ETERNAS en cada voz, en cada gesto, en cada mirada de nuestros y sus hijos, los que nos sucedan, los que se encarguen de, aún cuando ya no quedan atisbos físicos de este lugar, de acompañar a los fantasmas, a pensar que  cada dolor, cada llanto, cada grito sirvió porque vivamos en un mundo mejor. Y así sentirlos vivos, ya que no hay muerte cuando alguien nos recuerda en el corazón.

 

  • Enzo Montiel (Texto que escribió en la reunión):

campos de exterminio, campos de concentración, psicoanálisis, autoorganización, democracia y derechos humanos

Aquí, entre estas paredes.

Las voces se entrecruzan y se confunden, la de los torturados y las de los victimarios.
Aquí, entre estas paredes.
Esto sucede porque así lo pienso cada vez que llego y quiero intervenir con mi voz, pero ¿qué digo a los unos y a los otros?
¿Qué digo después del límite al que ambos llegaron?
Unos entregando sus vidas por un ideal…
Otros matando, ¿Por un ideario?
Se encontrarán los fantasmas de todos ellos, pero en sus diálogos jamás podrán reconciliar los límites al que llegaron.
¡Ni olvido ni perdón entre fantasmas!

 

  • Laura Francesio y Olga Xompero:

desarrollo social, discriminación, ciudadanía, diversidad, singularidad, justicia

Llamar a los fantasmas, develarlos, desnudarlos

Los fantasmas que habitan esta casa se perciben… se perciben como oído que escuchan… como brazos que abrazan… que sin palabras se expresa a través de las nuestras… de nuestras palabras que intentan prestarles voz, pero nunca alcanzan a cubrir, a llenar el silencio.
Bajar las escalaras…el subsuelo…Subir las escaleras…acceder a los amplios espacios…silenciosos… ¡y tan dicentes!…
Llamar a los fantasmas, develarlos, desnudarlos… Enfrentar a nuestros propios fantasmas, aquellos que nos acompañan desde las profundidades…Los fantasmas de la casa, los fantasmas interiores… convocarlos, nombrarlos, escucharlos y hablarlos…
¡Redención!…encuentro… entre las columnas, los patios, los escalones, las formas que nos rodean.
Redención. Memoria que retroalimente. Identidad recuperada.

 

  • Janina Elisabet Ricci:

derechos humanos, Sigmund Freud, ni olvido ni perdón,

Ellos saben todo de mí, pero yo no conozco nada de ellos

Mis fantasmas:

A veces pienso que me escuchan, como si estuvieran en el aire, los respiro, siento sus voces llamándome en la inmensidad del tiempo y el espacio.
Ellos saben todo de mí, pero yo no conozco nada de ellos, aunque los conocía muy bien, ahora ya no.
¿Estarán purgando sus culpas? ¿Estarán en el ansiado Edén? Sólo Dios lo sabe… Sólo yo lo sé.
Yo no los veo, pero los veo, como un juego, casi absurdo, como una mentira que es la pura realidad.
Y yo estoy y ellos no. ¿O sí?

 

  • Ariel Montero:

derechos humanos, Sigmund Freud, ni olvido ni perdón, sujeto supuesto saber,

Por lo tanto para la ciencia los fantasmas no existen

Fantasma y realidad

¿Pueden anclarse los fantasmas en nustra realidad?

Esta es una pregunta que la ciencia no intenta responder. ¿Por qué?
Quizás una razón podrían encontrarse en que estos seres naturales son reacios a someterse a la tiranía científica. No se los puede controlar, no se los puede manipular, no son diseccionables, no responde preguntas, no respetanlos horarios, no se los puede enaular, no se pueden hacer armas de destrucción masiva a partir de ellos.
Quizás podrían ser fantasticos espias, pero son reacions a tomar bombo(¿?)
Son insultantemente libres e independientes para reconocerlos.
Por lo tanto para la ciencia los fantasmas no existen.

 

  • Adriana Fontanarrosa:

democracia y derechos humanos, minorías, desarrollo social,

Sentí un fantasma…

Sentí un fantasma. Las voces de mi interior.

(Ilegible, escrito en lápiz… Lo agrego después cuando lo descifre)

 

  • Armando Delponte:

derechos humanos, Sigmund Freud, ni olvido ni perdón, sujeto supuesto saber,

¿Debemos considerar a nuestros muertos como fantasmas o como recuerdos convocantes?

Las sombras traen evocaciones fantasmales. Las sombras, las contrucciones, los pasadizos, las escaleras dentro de ciertas construcciones. Sombras, fantasmas y más sombras.
Porque los fantasmas existen: son los ahbitantes de nuestra fantasia, con vida propia pero como creación ajena. ¿Debemos considerar a nuestros muertos como fantasmas o como recuerdos convocantes?
Cabría señalar a los vivos de la especie humana como creadores de fantasmas, no de la nada ni de la fantasía, si  a partir de la vida sesgada.

 

  • Lilian Milicich:

ciudadanía, diversidad, singularidad, justicia

De adolescente jugué con ellos y me disfracé, jugué y me asusté también.

De pequeña les temía y creo que siempre algo de eso se me pegó un poquito.
Hablo de mí y de mi relación con los fantasmas.
De adolescente jugué con ellos y me disfracé, jugué y me asusté también.
Después supe de la importancia de quitarles la sábana que los cubría y saber  de ellos era saber sobre mí.
Aprendí de la importancia de este saber, que estaban hechos de pedazos de historias, palabras, miedos, pesadillas mías, de otros, de nosotros.
Las palabras son las llaves para poder con los fantasmas.
Entonces dediqué mucho de mi vida en tratarlos, escucharlos, hacerles lugar para que aparezcan.
Conducirlos donde no molesten. Poder estar al amparo; tal vez atravesándolos.
Y esto ocurre con las palabras aliadas de siempre, que llevan al encuentro de un poco (a veces sólo un poquito) de libertad y justicia.

 

  • Andrés Gulla

democracia y derechos humanos, minorías, desarrollo social, discriminación, ciudadanía, diversidad, singularidad, justicia

Para un hincha de Central el fantasma del descenso estuvo rondando un tiempo

Conversaciones sobre fantasmas donde se afirma que son verdaderos. Con citas como “A mi me tocó el pie mientras dormía”.
Conversaciones sobre fantasmas que si se dan de noche, luego no me dejan dormir pensando que uno ingresará por algún lado de la casa y se presentará vaya a saber uno, tal vez sea buena onda.
Para un hincha de Central el fantasma del descenso estuvo rondando por Arroyito durante un tiempo y se quedó.
Este lugar (Museo de la Memoria) lo imagino como un lugar donde residen los fantasmas. Si se apagasen las luces saldrían a deambular.
Una serie que también fue película: “Los cazafantasmas”.
Hoy al término fantasma algunos lo usan para describir a algunas personas que deambulan como zombies (muertos vivos) Algún escritor los llamó también “el medio pelo” que va para donde sopla el viento.

 

  • Ivana Valenzuela:

derechos humanos, Sigmund Freud, ni olvido ni perdón, sujeto supuesto saber,

Esa alma que pide ser escuchada, que intentan dar la última palabra.

Después de haber escuchado a  Alejandra, me hizo recordar también a mi infancia cuando mi abuelo, tíos y mi papá en las reuniones familiares contaba historias de fantasmas, de ánimas, como le decían en el campo. Y yo, tan sólo una niña, no quería escuchar y me tapaba los oídos.
Todas las historias se remontan a hechos de asesinatos, de personas que dejaron cosas pendientes y que  por lo tanto su alma no puede descansar en paz. Esa alma que pide ser escuchada, que intentan dar la última palabra.
Me parece que estas almas tampoco descansan porque nosotros mismos los seguimos manteniendo vivos en nuestra memoria, tal vez porque nos quedamos con gana de hacerles preguntas, de seguir compartiendo cosas con ellos, etc.
En estos momentos de tanta inseguridad por que estamos atravesando, cada vez que salgo de casa pienso si voy a volver.
¿Eso mismo habrán pensado los fantasmas del Museo?
Estos fantasmas que nunca pudieron volver con su familia.
Y para terminar dejo una frase que me dijo mi papá: “Hay que tenerle miedo a los vivos, no a los muertos”.

 

 

 

 

 

 


[1] Museo de la Memoria, donde se desplegó el ciclo de este año 2012. Durante la última dictadura militar en la Argentina, en este lugar funcionó el Comando del  2º Cuerpo del Ejercito, desde donde se decidía la vida y la muerte. Se secuestraba, torturaba y mataba a militantes, pensadores, opositores al régimen.

[2] Se refiere a que estuvo para el  encuentro del 12 de noviembre: “Freedom songs: La invención de una voz comunitaria en el Movimiento por los Derechos Civiles  norteamericano, 1954 – 1964” a cargo de Ezequiel Gatto. Historiador.

 

 

 

 

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