Del derecho y del revés

Blog del ciclo creado y coordinado por Laura Capella

El enemigo íntimo. ¿Versiones de una paranoia social?

Por Analía Buzaglo, psicóloga

Para quienes nos hemos formado dentro del campo psi, y más específicamente en el campo psicoanalítico, sabemos que el mecanismo operante en las psicosis es la proyección. Este mecanismo viene a ocupar de manera fallida el de la represión en las neurosis.

Esta diferencia la reconocemos a través de las posibilidades que un sujeto tiene o no de formar síntomas. Las formaciones sintomáticas nos informan del retorno de lo de reprimido y por tanto de la represión misma.

La situación es otra cuando nos adentramos en las psicosis, allí las formaciones serán de otro orden, serán intentos siempre incompletos de formación de síntomas, o como señala Lacan, sintom. El retorno que se dará en las psicosis será un retorno en lo real de aquello que en lo simbólico no se ha inscripto. El registro de lo imaginario quedará profundamente trastocado. La tensión especular será máxima, y la agresividad será la que guía la escena psicótica.

La realidad, para la neurosis y la psicosis será de orden diferente. Desde el psicoanálisis en adelante, siempre que nos referimos a “la realidad”, se tratará en sentido estricto de realidad psíquica, y con ello nos distanciamos de cualquier criterio fenomenológico de los productos de la psiquis humana, y si se quiere, también de cualquier criterio positivista de la relación sujeto-objeto.

Esta introducción para abordar una problemática social actual, tiene un sentido y una intención. Por un lado indica la perspectiva del análisis a realizar y por otro fundamenta el criterio de ese análisis.

En esta oportunidad, queridos lectores, quiero hacer un aporte más –a los ya tan abundantes- para entender el fenómeno “Blumberg” en la sociedad argentina de nuestros días, y abrir el debate en torno a las acciones que EEUU está programando, tendientes a formar escuadrones de seguridad para combatir los llamados “secuestros express”, en los países latinoamericanos.

Decía en las primeras líneas que los del campo psi aprendimos a distinguir los mecanismos operantes en las psicosis y en las neurosis. Pues si bien podemos pensar que no es posible homologar los mecanismos psíquicos individuales con los sociales, es interesante en determinados casos apostar a ciertas hipótesis aproximativas para ambas territorialidades.

Dice Cecilia Moise, “Las mismas constelaciones que empujan a las personas hacia las neurosis, mueven a la sociedad a la creación de instituciones. De tal manera que lo que caracteriza a las instituciones tiene también su semejanza con lo patológico. Al igual que el impulso a la repetición que nace del instinto, así también la compulsión institucional, desde el exterior, da lugar a la repetición rígida y sin crítica de una conducta uniforme”. Asímismo, esta autora dice que las instituciones son espacios privilegiados de subjetivación, que contribuyen en la conformación de la identidad del sujeto.

Nos referíamos a las neurosis y a las psicosis, e introducimos ahora las instituciones. Una pregunta que podemos formular es ¿de qué instituciones se trata cuando los mecanismos de “represión” social se quieren constituir al modo paranoico?, o también ¿qué subjetividades están en juego?.

Asistimos a un momento de crisis institucional muy grave en nuestro país, que se refleja constantemente en las denuncias que los distintos organismos de DDHH hacen públicamente, entre ellas, las referidas a policías, políticos, jueces altamente cuestionables por sus antecedentes.

Los pilares de las instituciones encargadas del campo de la legalidad, están corroídos y permanentemente interrogados –al menos desde ciertos sectores que aún permanecen críticos en nuestra sociedad-, y sin embargo lo que se plantea ante la irrupción de la violencia en la trama social es una respuesta en espejo, que si bien se enmascara con las formas de la legalidad –recordemos a Blumberg y sus proyectos de reforma constitucional- nos muestra la cara sin máscara de la violencia, nos muestra la falla en lo simbólico.

Y EEUU otra vez tendiendo sus afiladas garras sobre latinoamérica, casi podemos arriesgar, representa el retorno siniestro de lo mismo. En los años 60-70 fue el plan Condor para combatir al “enemigo rojo” y hoy “los secuestros express”. Por eso hoy más que nunca, para habilitarnos como sujetos, es necesario interrogar y resistir.

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